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martes, 24 de mayo de 2016

Las ciudades que caminan son ciudades inteligentes

Traducido por Ekko

Publicado por Michael Mehaffy

13/02/2013

Hace unos años, la aparición libro de Stephen Johnson incluyó una discusión fascinante sobre la relación entre las ciudades y estructuras naturales como las colonias de hormigas, así como con los sistemas de software. Una de las comparaciones más fascinantes fue la relativa a la estructura del cerebro humano. La lección es que podemos aprender mucho de este tipo de comparaciones.

Ahora, una vez más, un nuevo descubrimiento en la ciencia del cerebro podría tener mucho que ofrecer a nuestra comprensión de las ciudades. Todos sabemos que ha habido grandes avances en la comprensión del genoma humano en los últimos años. Estamos aprendiendo lecciones fascinantes sobre la estructura de nuestros genes – y acerca de cómo el genoma usa esos modelos bien conectados para hacer más con mucho menos (Aunque extenso, el genoma es notablemente más pequeño y más elegante de lo que se pensaba.)

Hay un corolario en la ciencia del cerebro también, en la forma en que las neuronas trabajan juntas. Al igual que con los genes, ahora parece menos importante que ciertos elementos se encuentran en ciertos lugares, y más importante la forma en que la estructura forma patrones interconectados, nuevamente logrando hacer más con menos. Siguiendo el precedente de denominación en la genética, esta estructura ahora se llama el neural “conectoma”, iniciándose una carrera para mapear esta estructura y sus características más importantes.

¿Qué tienen estas ideas tienen que ver con las ciudades?… Como señaló Stephen Johnson, hay más en común entre las dos estructuras de lo que parece. Hay buenas razones para pensar que, al igual que el cerebro, mucho de lo que sucede en las ciudades tiene que ver más con el patrón general de las conexiones, y menos que ver con los elementos particulares.

Jane Jacobs

Tal y como Jane Jacobs señaló hace más de medio siglo atrás – también descrito por Johnson – la ciudad es una especie de “ballet intrincado” de las personas que interactúan, haciendo sus planes, y dando forma a la vida de la ciudad, desde las escalas más pequeñas a las más grandes. Este patrón intrincado es complejo, sin embargo está lejos de ser aleatorio. Según Jacobs  exhibe un alto grado de orden – lo que ella llama “complejidad organizada”.

Una parte fundamental de estas conexiones tiene un carácter físico, basado en la magnitud de la acera y abarcando todos los movimientos y conexiones de la actividad urbana. “Los contactos en las aceras son el pequeño cambio en el que la riqueza de la vida pública de una ciudad puede crecer”, escribió Jacobs. Es cierto que ahora también puede ser conectado electrónicamente por teléfono y por Internet, pero (como la investigación de Robert Putnamy otros, está mostrando) la raíz del sistema es la proximidad física con las personas que conocemos y  con las que trabajamos.

“Los contactos en las aceras son el pequeño cambio en el que la riqueza de la vida pública de una ciudad puede crecer”


Más que eso, este patrón de conexiones genera eficiencias notables, formando una especie de “metabolismo urbano.” Jacobs se ha hecha famosa por la observaciones locales de “externalidades del conocimiento”, las transferencias informales de conocimiento acerca de un trabajo o una nueva herramienta que ayudará a crecer nuevas empresas y nuevas actividades económicas. Su visión, que ahora se llama una “externalidad Jacobs” por los economistas, ayuda a explicar cómo una ciudad genera riqueza. Como hemos escrito antes, este fenómeno podría ayudar a explicar por qué las ciudades son tan eficientes en recursos por persona, en relación a otros lugares.

En el mismo sentido, los científicos del cerebro ofrecer algunas ideas importantes. Por un lado, no es tan sólo que la densidad de por sí es importante (de neuronas, o de personas), sino también de los patrones de conexiones. Así tenemos que ser capaces de garantizar que los “caminos de los nervios” funcionan correctamente y tienen conectividad – en el caso del cerebro, es necesario que la persona está sana y bien alimentada para poder recordar y aprender.  En el caso de las ciudades, tenemos que asegurarnos de que tenemos buenos contactos, ciudades peatonales, facilitando al máximo la conexión cruzada.

Los científicos del cerebro incluso creen ahora que este patrón neural de conexión cruzada es la clave para la formación de la conciencia. En efecto, las diferentes partes del cerebro se unieron en un sistema mayor, y el resultado es que el sistema se auto-organiza en un estado que es más inteligente y más consciente.

Algo similar podría estar ocurriendo con las ciudades bien conectadas: pueden auto-organizarse para ser más “inteligentes” en su capacidad de generar una gran vitalidad urbana con menos recursos. Pero esto es cierto sólo si sus “neuronas” (el pueblo) son tienen la posibilidad de estar conectados físicamente.

Esa lección de auto-organización conlleva una implicación importante para los planificadores y diseñadores urbanos. Sugiere que debemos centrarnos menos en los elementos específicos de las relaciones humanas – y cómo podríamos imaginar que están en mejor situación – centrarnos más en cómo podemos ayudar a mejorar esa auto-organización de sí mismas a través de patrones más eficientes.

Por otro lado, los cerebros humanos no empiezan de cero, al igual que las sociedades – todos tenemos patrones que aprender y aplicar a nuevas situaciones. Así también, las ciudades tienen patrones que facilitan esta estructura de red. Las mejores ciudades peatonales de la historia nos ofrece muchos buenos patrones reutilizables para crear ciudades vibrantes y caminables que utilizan de manera eficaz sus recursos.

En los últimos años hemos conectado nuestros suburbios con el automóvil, reproduciendo este patrón de conexiones pero sólo en base a un elevado uso de recursos insostenibles. Si queremos lograr una mayor eficencia de los recursos urbanos y de su modelo económico, entonces tendremos que reflexionar sobre esta compleja dinámica, y cambiarla a otras maneras más favorables (…)

Michael Mehaffy es director ejecutivo de la Fundación Sustasis con sede en Portland, trabajando para desarrollar nuevos escala de barrio herramientas y enfoques para afrontar los retos urbanos del futuro

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