Hace
unos años se establecieron en más de 200 los espacios con acceso vetado a
la circulación, salvo en caso de entrada a garajes o carga y descarga.
C. P. B. Zaragoza
Heraldo de Aragón 17/11/2017
Tener un inventario completo de las calles de acceso restringido de la
capital aragonesa es complicado. No obstante, hace un par de años, en
los albores de las discusiones sobre si las bicis podían circular o no
por aceras, bulevares y pasarelas, el Ayuntamiento elaboró un documento
que ‘indultaba’ un total de 214 zonas de tráfico restringido. Se
incluían, entre otras, un buen puñado de calles céntricas como las del
Deán, Pabostría, Espoz y Mina, Contamina, San Pablo, Zurita o
Sanclemente. También se añadían entonces plazas como la del Justicia, la
Magdalena o la propia del Pilar, en donde hay instalada una estación
Bizi, cuyos usuarios deben acercarse siempre a pie.
La gran
mayoría de calles de acceso restringido se agrupan en el Casco
Histórico. En el corazón de la ciudad figuran, al menos, 60 viales con
restricciones QUE GENERALMENTE NO SE RESPETAN para disgusto de los
vecinos. Se trata de prohibiciones de paso salvo para acceso a garajes o
a zonas de carga y descarga en horarios específicos.
Los más
claros botones de muestra son calles como Méndez Núñez, Ossau o Cinco de
Marzo. Esta última, además, puede presumir de ser uno de los viales con
más tráfico peatonal de Zaragoza: hasta 20.000 personas la transitan a
diario como atajo entre Independencia y la plaza de Salamero.
Las
últimas calles en incorporarse al listado de acceso restringido (aún
sin bolardos ni cámaras, sino tan solo con placas y señales) son las de
Trinidad y Santo Dominguito del Val. Ambas, adyacentes al Coso Bajo,
acaban de ser objeto de una reforma: se han remodelado para convertirse
en vías de plataforma única con fuertes restricciones de tráfico que, el
Ayuntamiento ha comprobado que no se cumplen. En consecuencia, esta
semana ha comenzado una campaña de control de acceso en la que la
Policía Local advierte de que los peatones tienen en todo caso
preferencia de paso y que pueden pasear libremente por toda la anchura
de la calle.
Los vecinos residentes en el entorno de San Pablo
llevan años exigiendo al Consistorio un mayor control de tráfico en las
calles semipeatonales mediante mecanismos como tarjetas identificativas,
bolardos móviles o cámaras que lean las matrículas. Consideran que el
permiso que posibilita circular por estas zonas es un «fantasma
administrativo» y que no se respetan las ordenanzas municipales. La
sanciones por circular por zonas peatonales van de los 50 a los 200
euros, y pueden dispararse hasta los 500 si se conduce de forma brusca o
temeraria y se pone en riesgo a los peatones.
No obstante,
aunque el centro concentre la mayor parte de zonas de acceso
restringido, también hay numerosas calles en los barrios consolidados de
la ciudad que deberían someterse a evaluación. Sirvan los ejemplos de
la calle Delicias, que vertebra el barrio más poblado de Zaragoza, de
Reina Fabiola o el andador Luis Puntes (San José) o, incluso, algunos
viales de nueva creación como Los Caprichos o Los Tapices en Parque
Goya.
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